lunes, 5 de agosto de 2013

Las 13 Rosas

Fue uno de los episodios más crueles de la represión franquista. El 5 de agosto de 1939, trece mujeres, la mitad menores, fueron ejecutadas ante las tapias del cementerio del Este. Su historia sigue viva hoy en forma de libros, teatro, documentales y cine.

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En el ambiente de ese verano de posguerra -tristísimo para unos y glorioso para otros-, se mezclaban las ruinas de los edificios y la pobreza de sus pobladores con las dolorosas secuelas físicas y psicológicas de la contienda. Y, sobre todo, abundaban ya la propaganda y la represión. El día a día de la capital estaba marcado por las denuncias constantes de vecinos, amigos y familiares; por la delación, los procesos de depuración en la Administración, en la Universidad y en las empresas; por las redadas, los espías infiltrados en todas partes, las detenciones y las ejecuciones sumarias. En junio habían comenzado, incluso, los fusilamientos de mujeres. "Españoles, alerta. España sigue en pie de guerra contra todo enemigo del interior o del exterior, perpetuamente fiel a sus caídos. España, con el favor de Dios, sigue en marcha, una, grande, libre, hacia su irrenunciable destino…", voceaban las radios de Madrid. "Juro aplastar y hundir al que se interponga en nuestro camino", advertía Franco en sus discursos.
Sería aquélla la última carta de Julia Conesa. Y ella lo sabía. Porque, junto a otras catorce presas de la madrileña cárcel de Ventas, había sido juzgada el día anterior en el tribunal de las Salesas. "Reunido el Consejo de Guerra Permanente número 9 para ver y fallar la causa número 30.426 que por el procedimiento sumarísimo de urgencia se ha seguido contra los procesados (…) responsables de un delito de adhesión a la rebelión (…) Fallamos que debemos condenar y condenamos a cada uno de los acusados (…) a la pena de muerte", dice la sentencia. A Julia la acusaban hasta de haber sido "cobradora de tranvías durante la dominación marxista".
Y apenas 24 horas más tarde, 13 de aquellas mujeres y 43 hombres fueron ejecutados ante las tapias del cementerio del Este. El momento lo recuerdan así algunas compañeras de presidio: "Yo estaba asomada a la ventana de la celda y las vi salir. Pasaban repartidores de leche con sus carros y la Guardía Civil los apartaba. Las presas iban de dos en dos y tres guardias escoltaban a cada pareja, parecían tranquilas" (María del Pilar Parra). "Algunas permanecimos arrodilladas desde que se las llevaron, durante un tiempo que me parecieron horas, sin que nadie dijera nada. Hasta que María Teresa Igual, la funcionaria que las acompañó, se presentó para decirnos que habían muerto muy serenas y que una de ellas, Anita, no había fallecido con la primera descarga y gritó a sus verdugos: '¿es que a mí no me matan?" (Mari Carmen Cuesta). "Si fue terrible perderlas, verlas salir, tener que soportarlo con aquella impotencia, más lo fue ver la sangre fría de Teresa Igual relatando cómo habían caído. Entre las cosas que nos dijo, fue que las chicas iban muy ilusionadas porque pensaban que iban a verse con los hombres [con sus novios y maridos, también condenados] antes de ser ejecutadas, pero se encontraron que ya habían sido fusilados" (Carmen Machado).
Quince de los ajusticiados ese 5 de agosto de 1939 eran menores de edad, entonces establecida en los 21 años. Por su juventud, a estas mujeres se las comenzó a llamar "las trece rosas", y su historia se convirtió pronto en una de las más conmovedoras de aquel tiempo de odio fratricida y fascismo. Un episodio sobre el que nunca se habrá escrito mucho. Lo investigó el periodista Jacobo García, ya en 1985. Lo noveló el escritor Jesús Ferrero en su libro Las trece rosas (Siruela, 2003), en el que dedica un capítulo a cada una de las muchachas y con su literatura las dota de vida y palabra, de sentimiento y dolor; le pone cara a sus verdugos… Lo documentó durante dos años, sin ficciones, y por eso aún con mayor crudeza el periodista Carlos Fonseca en Trece rosas rojas (Temas de Hoy, 2004): "No conocía la historia, no la busqué; ésta me buscó a mí a través de unos documentos que guardaba un tío de mi padre que pasó 20 años en la cárcel. Localicé el sumario, investigué; los familiares pusieron el material que tenían a mi disposición". En su libro duelen los testimonios de las familias, el momento de la condena, la partida hacia la muerte, la locura posterior de las madres de las fusiladas ante su pérdida, la indiferencia del régimen.
Retoma la historia de las trece rosas ahora la productora Delta Films en un largometraje documental títulado Que mi nombre no se borre de la historia, tal como pidió Julia en los últimos minutos de su vida. En la película se muestra el drama personal y el contexto social, político (su militancia en las Juventudes Socialistas Unificadas, JSU) y bélico en el que se mueven las protagonistas. "Es el primer documental sobre el suceso y entendimos que era urgente hacerlo porque son pocos los testigos vivos. Si no se recogen ahora sus voces, permanecerán para siempre en el olvido", dicen los directores, Verónica Vigil y José María Almela.
El destino triste de estas mujeres que no pudieron envejecer ha sido citado también en libros de Dulce Chacón o Jorge Semprún, y este mismo otoño lo acaba de llevar a escena la compañía de danza y teatro Arrieritos. Además ha sido inspiración para una organización socialista recién creada, Fundación Trece Rosas, "orientada a proyectos e iniciativas en las que se profundice en la igualdad y la justicia social". Y aún más: su vida y muerte es el argumento del próximo filme de Emilio Martínez Lázaro, con guión de Ignacio Martínez de Pisón y asesoría de Fonseca.
"Tras entrevistar a sus compañeros de organización, a sus familiares, concluimos que las trece rosas eran mujeres que sabían bien lo que hacían, y que con gran valentía y clarividencia lucharon contra el régimen antidemocrático que se avecinaba", comentan Vigil y Almela. "Se afiliaron a la JSU de forma consciente; pudiendo quedarse en casa, salieron a la calle y optaron por luchar y defender la II República española, desempeñando diversas labores durante la defensa de Madrid y poniendo en riesgo sus propias vidas". Según Fonseca, el régimen franquista "adoptaba un tono paternalista con las mujeres en sus mensajes, pero trató con igual inquina a hombres y a mujeres. La miliciana era para los vencedores la antítesis de la mujer, cuya misión en la vida era ser madre y reposo del guerrero". Para Santiago Carrillo, que fue primer secretario general de la JSU, "en las guerras, son ellas siempre las que más sufren… Y el régimen de Franco hizo todo lo posible por destruir el espíritu de libertad de las mujeres que se había creado con la República".
Ellas se llamaban Ana López Gallego, Victoria Muñoz García, Martina Barroso García, Virtudes González García, Luisa Rodríguez de la Fuente, Elena Gil Olaya, Dionisia Manzanero Sala, Joaquina López Laffite, Carmen Barrero Aguado, Pilar Bueno Ibáñez, Blanca Brisac Vázquez, Adelina García Casillas y Julia Conesa Conesa. Eran modistas, pianistas, sastras, amas de casa, militantes todas, menos Brisac, de la JSU. El suyo se considera uno de los castigos más duros a los vencidos de la posguerra. Una respuesta, dicen, al asesinato del comandante de la Guardia Civil, Isaac Gabaldón, a su hija y su chófer el 27 de julio anterior.
"El número de detenciones diarias en la capital era muy variable en 1939, aunque muchos días la información titulada 'Detención de autores de asesinato' estaba formada por más de cien nombres…", escribe Pedro Montoliú en su reciente e interesante libro Madrid en la posguerra, 1939-1946. Los años de la represión (editorial Sílex) que le ha supuesto cuatro años de investigación y en el que describe el ambiente de aquel tiempo: "Los peores meses fueron junio, con 227 fusilados; julio, con 193; septiembre, con 106; octubre, con 123, y noviembre, con 201. Por días, los más sangrientos fueron el 14 de junio: 80 fusilados; 24 de junio, 102; 24 de julio, 48; el 5 de agosto, 56. (…) Ese día, y 48 horas después de dictar sentencia, fueron fusiladas las 'trece rosas', de entre 18 y 23 años, que habían intentado reconstruir la JSU en la clandestinidad".
Vigil y Almela enfocan su película preguntándose cómo se podía llegar a ejecutar una sentencia tan infame. "¿Qué había pasado en España? ¿Qué acontecimientos habían azotado el panorama político y social de aquel entonces?". Miraron entonces hacía la organización política juvenil de la que las trece rosas eran miembros, la JSU, y a su papel en el transcurso de la guerra.
"Franco se proponía destruir hasta la simiente de los rojos en este país… y al decir rojos, estoy diciendo los simples demócratas, los liberales, cualquier recuerdo de los tiempos en que España había sido libre", declara Carrillo en el filme. La organización nació en marzo de 1936 de la fusión entre la Unión de Juventudes Comunistas y la Federación de Juventudes Socialistas. "Luchábamos por un ideal", dice una de sus miembros. Otra: "Nos afanábamos por la libertad, por un mundo mejor, porque el trabajador pudiera vivir en condiciones". Una tercera: "Defendíamos la República que había sido elegida en 1931, mejorándola". Y cuarta: "Mi conciencia política surgió tan pronto empezó la guerra. Tenía 15 años y debía pelear, no había más remedio". En 1939, la JSU se encontraba deshecha, sus líderes encarcelados… Sólo se contaba con el coraje de sus miembros para reorganizarse.
"Crear una estructura clandestina es siempre algo muy difícil. Hay que concentrar los esfuerzos. Y en ese periodo los concentramos en la creación, sobre todo, de un partido comunista clandestino", afirma Carrillo. Para el régimen, según el periodista Jacobo García, la JSU representaba un gran peligro: "Dada la juventud de sus militantes, estaba destinada a sobrevivir durante muchos años y a plantear problemas al régimen franquista durante muchos años, a corto, medio y largo plazo". Debía desaparecer.
Así, estando todos los hombres en prisión o en el exilio, de la reorganización se encargaron las mujeres o los jóvenes. "Queríamos seguir luchando, recuperar dinero para ayudar a los presos, para sacarlos, para sacar a mi hermano; queríamos, pero no lo conseguimos…", apunta Concha Carretero. "Te cogían enseguida", rememora Nieves Torres. "Era un Madrid triste, reservado, la gente no se atrevía a mirar a nadie; si ibas en el metro, todo el mundo iba con la cabeza baja", dice Mari Carmen Cuesta. Se tira de los detenidos, se utiliza la tortura para conseguir delaciones, y así, poco a poco, va cayendo la organización. "A los presos los sacaban a la calle y los usaban como gancho, detrás iban dos policías. Así me detuvieron a mí", sigue Torres.
Las trece rosas fueron elegidas para morir entre las 4.000 reclusas hacinadas en Ventas en un espacio pensado para 400 (más de 280.000 presos políticos se contaban en 1939 en España). ¿Por qué ellas y no otras? El escritor Jesús Ferrero imagina una posibilidad literaria y azarosa en su libro: "Roux, Cardinal y el Pálido habían comido opíparamente en el Ritz y se sentían alegres (…). Una hora antes les había llegado la orden de elegir a quince mujeres, preferentemente menores de edad, para conducirlas a juicio. Ya en comisaría, una señora, que se sentía agradecida porque habían liberado a su hija, le regaló al Pálido un ramo de rosas. Eran quince… El Pálido lo cogió y, mirando a Cardinal y a Roux, dijo: 'Señores, ha llegado el momento de decidir quiénes van a ser las quince de la mala hora. Bastará con ponerle un nombre a cada una de las rosas… Empezaré yo', dijo tomando una flor. 'Y bien, esta rosa de pasión se va a llamar Luisa. No conseguí que esa bastarda pronunciara una sola palabra en los interrogatorios. Por poco me vuelve loco'. 'Y ésta, Pilar', dijo Cardinal. 'Y ésta se va a llamar Virtudes', susurró el Pálido con precipitación. 'Y ésta, Carmen', dijo Cardinal. 'Lo merece más que nadie. Nunca me miró bien esa condenada'. 'Y ésta, Martina', anunció Roux. 'Está siempre ausente. Seguro que ni siquiera se va a dar cuenta de que ha muerto".
Ficciones aparte, ellas sí se daban cuenta. De sus condiciones ("La posguerra fue peor que la guerra"), de las humillaciones ("Se ve que les gustó mi pelo y me dejaron pelona, pelona; me lo cortaban y me lo enseñaban, '¿no te da pena este ricito?"), de lo que les esperaba ("No bastaba con estar tú en la cárcel, todo tu entorno tenía que expiar por tu pecado"), de lo que significaba pertenecer a los derrotados ("Nos trataban de lo peor, muchas palizas, muchas vejaciones"), de lo que perdían ("Estuve 16 años en prisión, se me fue lo mejor de mi juventud…").
Así lo cuentan en la película Maruja Borrell, Nuria Torres, Mari Carmen Cuesta, Concha Carretero, Ángeles García-Madrid, entre otras muchas, de las que fueron amigas, conocieron y/o compartieron celda con las trece rosas en aquellos días. Hablan de las penurias, de la vida cotidiana en una prisión en la que sólo se comían "lentejas de Negrín", de los petates en el suelo, de la desconfianza ("No te fiabas de nadie porque se decía que los franquistas habían metido chivatas dentro"), y hasta de su capacidad para sobrevivir, intimar, quererse y reírse de sí y de su situación. Hablan de las terribles noches de saca, de cómo todas salían temerosas a la galería para ver quiénes eran las elegidas para morir, de cómo sucedió todo en aquella noche terrible de agosto. "Para mí es un recuerdo muy amargo, muy amargo", llora aún hoy desconsolada Mari Carmen Cuesta, entonces de 16 años.
En la película de Delta Films y en el libro de Fonseca se recogen testimonios de parientes: las sobrinas de Julia, de Dionisia, de Martina… Y del hijo de Blanca Brisac y Enrique García, quizá la más triste de todas las historias: "Mi padre pertenecía a la UGT, pero mi madre… dijeron que era de la JSU, y yo sé que no militaba. Lo puedo jurar", dice. A ambos los ejecutaron ese 5 de agosto de 1939, cuando él tenía 11 años. "Determinadas corrientes revisionistas pretenden hoy cambiar la realidad de los hechos y esto sí que es muy peligroso. No se trata de generar sentimientos revanchistas. En ninguna de las entrevistas que hicimos percibimos rencor. Al contrario, fue toda una lección de humanidad. Nuestro documental trata de concederles el minuto de duelo que en su día se les negó", cuentan Vigil y Almela.
Fue Blanca Brisac, sin embargo, quien mejor lo expresó, mientras escribía a su hijo esa noche, ya en capilla: "Voy a morir con la cabeza alta… Sólo te pido… que quieras a todos y que no guardes nunca rencor a los que dieron muerte a tus padres, eso nunca. Las personas buenas no guardan rencor… Enrique, que te hagan hacer la comunión, pero bien preparado, tan bien cimentada la religión como me la cimentaron a mí… Hijo, hijo, hasta la eternidad…".

Lola Huete Machado (El País,11 de diciembre de 2005)

martes, 23 de julio de 2013

Elogio a una líder.Por Juan Carlos Ruíz Fuentes

ELOGIO A UNA LÍDER

Los liderazgos pueden construirse, pero se convierten en indiscutibles a través de un gesto o una gesta, ese momento en el que fieles y detractores han de rendirse a la evidencia.
En los últimos días ha sucedido. Ella es sin duda el personaje político más destacable y recomendable del último tiempo. Una mujer que rompe barreras y airea el contaminado mundo de la política. Y hace unos días emprendió su gesta.
Hablo, por supuesto, de Wendy Davis, senadora demócrata en Texas, Estados Unidos. El parlamento tejano (de mayoría republicana) estaba a punto de ratificar una ley que limitaba el derecho de la mujer a interrumpir su embarazo y certificaba el cierre de la practica totalidad de clínicas que realizan abortos en el estado de Texas.
Para salir adelante, la ley había de ser votada antes de las 12 de la noche. Wendy Davis presentó escrito para defender la posición demócrata, llegando su turno de intervención a las 11 de la mañana. Las normas del parlamento de Texas permiten intervención sin límite de tiempo en determinados tipos de debates como este.
Wendy inició así su gesta. Un discurso de más de 13 horas hablando sobre los derechos de la mujer, su libertad y la necesidad de la plena igualdad en derechos y voluntades. Llegaron las 12 de la noche y la ley no pudo ser votada. Wendy, y con ella miles de ciudadanos, lograron su objetivo.
Fue tan sonada su actuación que hasta el mismo Obama publicó en su cuenta de Twitter un mensaje de apoyo y reconocimiento a Wendy “Algo especial está pasando esta noche en Austin” dijo el Presidente.
Se comentó hasta las zapatillas deportivas que llevaba puestas y que tanto resaltaban en la alfombra verde del Senado. Y es que hacía falta cualquier ayuda para conseguir su objetivo de pasar 13 horas hablando sin ir al baño, sin comer y sin beber.
Una mujer profesional, formada sin perder una beca. Hecha a si misma y política de raza. Ese es el liderazgo real. El que tiene actos que le avalan. El que tiene ideas y coherencia. Y este es mi elogio a una líder. Una de esas que valen la pena.

martes, 18 de junio de 2013

“Obreros, tratad de comprender bien esto: la ley que esclaviza a la mujer y la priva de instrucción, os oprime también a vosotros, hombres proletarios.”

“Luchadoras. Historias de mujeres que hicieron historia”, el gran papel que las mujeres han tenido en la historia ha sido silenciado, y si ellas aparecían, lo hacían como “casos excepcionales” que alcanzaron renombre por “extrañas” aptitudes para el arte o la ciencia, o bien porque la herencia y oscuros designios divinos habían querido ungirla reina o santa. Esto se modificó radicalmente, recién con el advenimiento de la segunda ola feminista en la década de 1970, cuando activistas y académicas comenzaron a cuestionar esta ausencia y se propusieron investigar a las mujeres en la historia, dando lugar a la Historia de las Mujeres. Pero si la opresión social del género femenino colaboró en la invisibilización de la participación de la mitad de la humanidad en los procesos históricos, doble fue el ocultamiento cuando se trató de las mujeres luchadoras, rebeldes, revolucionarias.

FLORA TRISTÁN
Cabe preguntarse por qué la historia oficial sólo la recuerda como la abuela del pintor Paul Gauguin y, de esta manera, mantiene en el olvido a esta extraordinaria mujer que se sobrepuso a las dificultades y logró plasmar sus audaces pensamientos a través de la militancia, convirtiéndose, sin saberlo, en una precursora de la Asociación Internacional de los Trabajadores. Ella se anticipó seis años a la potente idea del Manifiesto Comunista de Marx y Engels, cuando escribió, en su obra Unión Obrera, acerca de la necesidad imperiosa de que la clase trabajadora se uniera superando las fragmentaciones nacionales y luchara por construir una organización única en todo el mundo, que le diera la fuerza suficiente para lograr su emancipación.
La vida trágica de Flora fue el suelo fértil en que germinaron sus ideas de reivindicación de los oprimidos. Quedó huérfana siendo adolescente y, debido a que la relación de sus padres no se había formalizado, no pudo heredar la riqueza paterna. Es así como pasó de una condición desahogada a una vida de grandes penurias. Adolescente, empezó a trabajar como aprendiza en un taller de grabados, cuyo propietario era un hombre brutal y despótico con el que su madre la obligó a casarse cuando tenía apenas diecisiete años. Así, Flora continuó oprimida: de la familia de sangre a un matrimonio y una maternidad que no había elegido.
El esposo, André Chazal, pronto se muestra como un tirano bebedor y jugador que derrocha el dinero de la familia, además de sentirse rabioso por la frustración de no haber encontrado, en la joven esposa, la mujer sumisa y apacible que buscaba. Hombre violento que, más tarde, intentará violar a su hija, una púber de doce años. Según una biógrafa de Flora Tristán: “Flora es plenamente conciente de que el matrimonio significa la apropiación de la mujer por el hombre. Por ello, propugna la libertad de divorcio y la libre elección del marido por parte de las mujeres, sin que en el matrimonio intervengan los intereses económicos de los padres de los jóvenes. Sin embargo, para ella el matrimonio es antagónico con el amor ya que rechaza que ‘las promesas del corazón… sean asimiladas a los contratos que tienen por objeto la propiedad’.
Harta de las borracheras y de los abusos del marido, Flora abandona la casa llevándose a los niños. A partir de ese momento, comienza una larga y tenaz disputa por la tenencia de los hijos que termina cuando el esposo intenta asesinarla en la calle, por lo que es condenado a veinte años de prisión. Paradójicamente, gracias a esa bala, Flora finalmente consigue la anulación del matrimonio, pero se gana el repudio de la sociedad. “Una esposa que huye del domicilio conyugal y se lleva los frutos del matrimonio, no tiene lugar en la sociedad: es una paria.” Éstas son las palabras con las que el hermano de su madre, el comandante Laisney, alude al abandono del hogar conyugal, frase que le sugiere el calificativo exacto para sí misma. De ahora en adelante, Flora sabe fehacientemente que será una paria.
Por la educación de las mujeres
Las conquistas de la Revolución Francesa, de efímera existencia, fueron prontamente sustituidas por la monarquía borbónica restaurada. Derechos como el divorcio quedaron eliminados. La gran revolución estalla en 1789; pero, apenas cinco años después, empieza a declinar cuando se instaura la dictadura de Napoleón, que durará hasta 1815. Ésta es una época de prosperidad para la burguesía francesa, ya que el proceso de industrialización del país está en vías de transición, pasando de la manufactura al maquinismo; se transforma la técnica del tejido y de la hilandería. Una perfeccionada máquina de vapor permite instalar las fábricas en las ciudades, que hasta entonces sólo podían funcionar a orilla de ríos que proveyeran la energía necesaria. Así se va concentrando la riqueza en manos de la burguesía, propietarios de los medios técnicos y del capital.
La situación de la naciente clase obrera es el terreno en el cual surgen pensadores que formulan las nuevas teorías del socialismo utópico, que proyectan un nuevo tipo de sociedad basada en la cooperación mutua y en la que no existiría la explotación.[4] Saint Simon[5] y Fourier[6], a quienes Flora no conoce aún, ya han desarrollado los ejes fundamentales de su pensamiento.
A pesar de que Flora no tuvo una educación sistemática, adquirió conocimientos por sí misma. Las únicas lecturas de su adolescencia y los primeros años que siguieron a la separación de su marido, fueron novelas románticas y teatro. Pero, en 1825, después del nacimiento de su hija Aline, lee por primera vez otro tipo de literatura: llega a sus manos Vindicación de los Derechos de la Mujer, de Mary Wollstonecraft, que la impresiona profundamente.[7]
En esa época, el pensamiento filosófico mantenía una tensión entre los librepensadores economicistas que bregaban por la instauración del libre mercado y los socialistas, para quienes la educación era vital a los fines de conseguir un nuevo orden social. El idealismo que los impregna se hace patente en su consideración de que la mejoría del ser humano es la condición previa para una sociedad justa, pensamiento del que Flora se apropia al darse cuenta de la desventaja que supone para la mujer la carencia de educación. Aunque intuye que los mecanismos de opresión de los que se vale la clase dominante son de tipo económico, no llega a formular una teoría de la emancipación social y siempre está presente, en su obra, la importancia de la educación de las mujeres en el camino de la liberación.
En 1830, se produce en Francia la revolución de julio, instaurando una monarquía constitucional que, enseguida, otorga mayores libertades a la burguesía industrial, comercial y financiera permitiéndole enriquecerse más rápidamente. Al mismo tiempo, ataca a la clase obrera porque ya comenzaba a evidenciarse una débil, pero clara tendencia a la organización. En ese momento, Flora se une al pueblo, impresionada profundamente por la movilización popular. Un año después, estalla una insurrección obrera en las sederías de Lyon, una ciudad fabril que queda en manos de los trabajadores por varios días y donde tres años más tarde acontece otra revuelta. La doble insurrección lyonesa reveló, por primera vez, la importancia revolucionaria de la clase trabajadora que, aún en una sola ciudad, levantaba el estandarte de rebelión contra la burguesía, apuntando agudamente contra la causa de su miseria.
El 7 de abril de ese mismo año, Flora viaja a Perú, donde va a reclamar su herencia. Esta experiencia la marcará en forma indeleble. La travesía en barco dura más de cuatro meses, siendo la única mujer entre la tripulación. Aunque a su llegada a tierras americanas, su tío no la reconoce como heredera, en Lima experimentó las vivencias del dulce pasar de las limeñas adineradas y de las duras condiciones en que vivían las mujeres pobres -sirvientas, pordioseras, prostitutas. También conoció a las ravañas, mujeres de los pueblos originarios armadas que acompañaban a los soldados, llevando a cuestas a sus hijos, aprovisionándose en los pueblos -por la fuerza si era necesario- y que no pertenecían a ningún hombre en particular. Flora percibe en estas mujeres una forma de vivir radicalmente diferente a la de las mujeres que había conocido hasta entonces, lo que le plantea nuevos interrogantes sobre la naturaleza de los sentimientos femeninos. Y, simultáneamente, reafirma su idea de que la educación es el verdadero factor que logrará eliminar la desigualdad entre los sexos.
“Allá donde la ausencia de libertad se hace sentir, la felicidad no puede existir”[8]A París regresó una Flora completamente distinta, en la que no quedaban casi rastros de ingenuidad y en la que las ideas socialistas y feministas se concretaron a través de una obra literaria y de acciones políticas -prácticas ambas irreverentes, en esa época, para una mujer. La estadía en Perú quedó plasmada en dos volúmenes. Peregrinaciones de una paria, dedicado a los peruanos y firmado por “vuestra amiga y compatriota”, diario de su viaje a América que fue publicado en 1838. Ya antes había escrito De la necesidad de dar buena acogida a las mujeres extranjeras, una crítica contra los prejuicios sociales que pesan sobre las mujeres solas. Por caso, analiza la situación de las mujeres trabajadoras en Francia e Inglaterra, constatando que la remuneración que reciben es mucho más baja que la de los varones por la misma labor. En 1842, escribe: “Los industriales, al ver a las obreras trabajar más a prisa y a mitad de precio, despiden cada día a los obreros de sus talleres y los reemplazan por obreras. Una vez que se entra en este camino, se despide a las mujeres para reemplazarlas por niños de doce años, finalmente se llega a no ocupar más que niños de siete u ocho años. Dejad pasar una injusticia, pero estad seguros de que engendrará miles de ellas.”[9] Según Flora, es el mismo opresor -el capitalista- el interesado en la explotación del proletariado y de la mujer. Por la lógica del capital, la mujer desplaza el ejército de reserva masculino debido a la menor retribución económica que recibe por el mismo trabajo. Ésta será una de las ideas que, posteriormente, Karl Marx desarrollará en su obra El Capital.También viaja a Inglaterra, país en el que la Revolución Industrial se hallaba en su apogeo, donde los trabajadores vivían en condiciones paupérrimas, en ciudades sin servicios, hacinados, asolados por epidemias, agotados por jornadas extenuantes. Allí conoce lugares de espanto, no titubeando en disfrazarse de hombre para poder entrar a prostíbulos, manicomios y cárceles. Pero también visita el parlamento británico, las carreras hípicas y los clubes aristocráticos. A partir de esa experiencia, escribe Paseos por Londres, que publica en 1840, donde responsabiliza a la burguesía y al sistema capitalista de las condiciones de miseria en las que sobreviven hombres y niños, así como de las aún más terribles condiciones de existencia de las mujeres, muchas de las cuales están obligadas a prostituirse para poder sobrevivir. Y es aquí donde Flora concibe la idea de que los trabajadores y las trabajadoras son los únicos que pueden defenderse y luchar por mejorar esta situación. Así se dispara en ella la necesidad de publicar el pequeño pero importante trabajo Unión obrera en el que dice: “Obreros, durante doscientos años o más, los burgueses han luchado valerosa y descarnadamente contra los privilegios de la nobleza y por el triunfo de sus derechos. Pero, llegado el día de la victoria, aunque reconocieron la igualdad de derechos para todos, de hecho acapararon para ellos solos todos los beneficios y las ventajas de esta conquista.”
El cambio social que propugnaba Flora debía ser pacífico y moral, inspirado en “el amor por la humanidad” y basado “en la educación, rescatando la generosidad y la solidaridad con los humildes.”[11] Pero, su idea de cambio desbordará las fronteras y tendrá un carácter internacional. En su folleto, Flora decía “nuestra patria debe ser el Universo.”[12] El instrumento de la transformación social sería ese ejército de trabajadores laico y pacífico, la Unión Obrera, donde hombres y mujeres participarían en un plano de absoluta igualdad y que, mediante la persuasión, la presión social y el uso de instituciones legales, iría transformando de raíz la sociedad. Al no encontrar editor que se animara a publicarlo decide, entonces, hacer una colecta entre sus amistades y así consigue que salga a la luz éste, que será su aporte para la organización de la clase trabajadora.

lunes, 27 de mayo de 2013

Nace una nueva Plataforma"Socialismo y Ciudadanía",un soplo de aire freco

Hoy 27 de Mayo,tras pasar un fin de semana con compañer@s en Segovia presentando la PLATAFORMA "Socialismo y Ciudadanía" .Puedo decir como feminista que me enorgullece que tuvieran en cuenta al decidir el nombre la inclusión de todas y todos ,es verdad que no debe ser motivo de elogio ,que debería estar ya más que asumido...pero como no es la realidad y estamos hartas de vernos ninguneadas en los discursos.Por todo ello creo oportuno dar mi apoyo a dicha Plataforma de transformación socialista.
El abrir cauces para la participación es algo que me anima desde el minuto 0,es cierto que a lo mejor no llego a utilizarlo nunca,pero el simple hecho de saber que están le da un valor añadido.
Vamos a aprovechar que dicho cauce está abierto para hacer llegar todo aquello que vemos erróneo en los partidos políticos,vamos a poner nuestras inquietudes y necesidades sobre papel.Propongamos todo aquello que es necesario cambiar.Demos el paso de abrir el debate interno real para llegar a la igualdad y equidad que tan necesaria es.Sin justicia no hay igualdad.
Demos forma a los cauces que son necesarios para llegar a la verdadera IGUALDAD .
Pongamos las bases.Os animo por tanto a sumaros a dicha plataforma ,a plantear temas que aún están en el aire.Propongamos.Sumar,sumar y sumar
Un nuevo amanecer es posible.



SOCIALISMO Y CIUDADANÍA

"Los y las firmantes nos declaramos defensores de la
democracia y del socialismo y promovemos la lucha
contra todo tipo de explotación, aspirando a
transformar la sociedad para convertirla en una
sociedad libre, igualitaria, fraternal, en paz y en
constante progreso. Consideramos la Declaración
Universal de Derechos Humanos como objetivo
alcanzable de todos los pueblos, y debe ser la base de
la convivencia del conjunto de la ciudadanía. Así
mismo defendemos la vigencia plena del modelo
europeo de Estado del Bienestar.
Consideramos el pleno empleo como el objetivo
político más importante y urgente que deben
atender los poderes públicos, y entendemos que la
sociedad debe jugar un papel fundamental en la
creación de nuevos empleos y en la distribución
territorial adecuada de los mismos. Declaramos que las
personas están por encima de los mercados y
defendemos la regulación y la intervención pública
para evitar las crisis económicas y fi nancieras
provocadas por la ideología economía liberal."

"Queremos ser parte activa de nuestra sociedad.
Sumando sinergias y conocimiento con la ciudadanía a
la que nos debemos. Abriendo y defendiendo la
participación activa en la política del día a día
utilizando los instrumentos necesarios para que la
política sea el resultado del consenso y compromiso
. Queremos una política digni ficada y sin
privilegios ni corruptelas, que las personas sientan
como suya porque forman parte de ella, en la que se
recupere la vocación y el valor de servicio público."

"Escucha a tu voz interior y sigue adelante, aún cuando las personas te digan que no puedes hacerlo."Mary Lou Cook

Facebook: https://www.facebook.com/SocialismoyCiudadania
Twitter: @SyCiudadania
Página web: www.socialismoyciudadania.es


sábado, 11 de mayo de 2013

Mujer y educación en el siglo XIX


familia de Matilde Padros
Matilde Padrós y Rubio fue una de las primeras mujeres que ingresaron en la Universidad española. En 1888 fue alumna libre y al año siguiente consiguió matrícula oficial. Se doctora en 1893. Terminó trabajando en la Enciclopedia Británica

La enseñanza del siglo XIX, muy influenciada aún por la Iglesia a todos los niveles, sigue contemplando a la mujer en un papel secundario. La Iglesia católica tenía un concepto funcional de la mujer. Obedecía a su papel cohesionador al interior de la familia.
El prototipo más frecuente fue el de perfecta casada, reina del hogar, piadosa, buena madre y buena esposa. Este concepto correspondía a un discurso ideológico sobre lo doméstico, y la Iglesia católica era su más agresivo portavoz.
Por esto, su instrucción en establecimientos educativos, oficiales o preferentemente privados, no estaba dirigida a formar académicas o sabias, sino mujeres piadosas; sabias, eso sí, en manejo de labores domésticas, expertas en trabajo de agujas.
La incorporación de la mujer al sistema educativo, según la Iglesia, era una forma de moldear en principios y valores cristianos al elemento cohesionador de la familia y el hogar. El acceso de la mujer al sistema educativo no buscaba, de ninguna manera, alterar la función social de la misma; buscaba fundamentalmente alfabetizarla y adiestrarla en algunos quehaceres domésticos para el mejor funcionamiento del hogar y de la familia. Su educación, en caso de haberla, debía ir orientada a su misión en la vida. Los textos legales hablan por sí solos, por lo que los usaré preferentemente para ver cual era el tratamiento que recibía la enseñanza femenina.
Empieza el siglo con el trabajo legislativo de las Cortes de Cádiz. Su Comisión de Instrucción Pública emite el 7 de marzo de 1814 un Dictamen y Proyecto de Decreto sobre el arreglo general de la Enseñanza Pública, que se quedó en eso, en proyecto, pues un Golpe de Estado puso fin a la era liberal inaugurada con las Cortes gaditanas y el decreto de 4 de mayo de 1814 declaraba "nulos y de ningún valor ni efecto" tanto la Constitución como todos los decretos promulgados por las Cortes. No obstante merece la pena reseñarlo por ser obra de los hombres ilustrados y de progreso que al principio de la guerra existían, como los denominaría Gil de Zárate a mediados de siglo. Su espíritu permanecería largo tiempo en España.
"Al concluir la Comisión el plan general de instrucción pública, no se ha olvidado de la educación de aquel sexo, que forma una parte preciosa de la sociedad; que puede contribuir en gran manera a la mejora de las costumbres, y que apoderado casi exclusivamente de la educación del hombre en su niñez, tiene un gran influjo en la formación de sus primeros hábitos y, lo sigue ejerciendo después en todas las edades de la vida humana.
Pero la Comisión ha considerado al mismo tiempo que su plan se reducía a la parte literaria de la educación, y no a la moral, principal objeto de la que debe darse a las mujeres. Tampoco pudo desentenderse de que este plan solo abraza la educación pública, y que cabalmente la que debe darse a las mujeres ha de ser doméstica y privada en cuanto sea posible, pues que así lo exige el destino que tiene este sexo en la sociedad, la cual se interesa principalmente en que haya buenas madres de familia.
Pero como además de la educación doméstica de las mujeres, que necesariamente se ha de mejorar con el progreso de la instrucción nacional y el fomento de la riqueza pública, convenga que el Estado costee algunos establecimientos en que aprendan las niñas a leer y escribir, y las labores propias de su sexo , la Comisión opina que se debe encomendar al celo de las Diputaciones provinciales el que propongan el número que deba haber de estos establecimientos, el paraje donde deban situarse, su dotación y forma." (Dictamen del 7-3-1814)
Esta exposición de motivos resulta coincidente con el pensamiento de la Iglesia de la época. Muy reveladoras del ideario católico, son las palabras del obispo colombiano José Romero, que en una Pastoral de 1876 decía, refiriéndose a las mujeres que vivían en la ignorancia, por falta total o parcial de instrucción: "La que no conoce sus deberes religiosos, la que no comprende el mérito de la virtud, ¿cómo podrá ser buena esposa y educar a sus hijos, inculcándoles sentimientos verdaderamente cristianos, indispensables para que más tarde, sirvan como de núcleo a las obligaciones que tendrán que cumplir en la escala social?".
Pero no hay que mirar sólo hacia la institución eclesial para justificar esta línea de pensamiento. No olvidemos las palabras de Rousseau -ni más ni menos- en su obra El Emilio: "dar placer [a los hombres], serles útiles, hacerse amar y honrar por ellos, criarlos de jóvenes, cuidarlos de mayores, aconsejarlos, consolarlos, hacerles agradable y dulce la vida, esos son los deberes de las mujeres en todos los tiempos, y lo que se les ha de enseñar desde la infancia". Con esta exposición meridiana queda todo dicho sobre la finalidad de la educación femenina en el hombre ilustrado y liberal (4).
Las intenciones declaradas en el Dictamen se reflejaban, como no podía ser de otro modo, en el proyecto de Decreto que se presentó a las Cortes, que como vemos, no sólo contempla una educación distinta sino también separada físicamente:

"Art. 115. Se establecerán escuelas públicas, en que se enseñe a la niñas a leer y a escribir, y a las adultas las labores y habilidades propias de su sexo.Art. 116. El Gobierno encargará a las Diputaciones provinciales que propongan el número de estas escuelas que deban establecerse en su respectiva provincia, los parajes en que deban situarse, su dotación y arreglo."
(Título XII. De la educación de la mujeres)

Ya en los primeros tiempos del reinado de Isabel II -bajo la regencia de Maria Cristina, su madre-, el progresista Plan general de Instrucción Pública del Duque de Rivas (1836) continuaría la segregación estableciendo:

"Art. 21. Se establecerán escuelas separadas para las niñas donde quiera que los recursos lo permitan, acomodando la enseñanza en estas escuelas a las correspondientes elementales y superiores de niños, pero con las modificaciones y en la forma conveniente al sexo. El establecimiento de estas escuelas, su régimen y gobierno, provisión de maestras, &c., serán objeto de un decreto especial."
Título I, Capítulo III. De las escuelas de niñas, Real decreto de 4 de agosto de 1836


Con estos mimbres no es de extrañar que la educación de la mujer no se mencione ni en el Plan de Estudios para los Institutos de Segunda Enseñanza (15-10-1843) ni en el famoso Plan Pidal (R.D. 17-9-1845), señal de que aún no era algo conflictivo. Sí aparece en la longeva Ley de Instrucción Pública de 9 de septiembre de 1857, la conocida como Ley Moyano. Esta ley que tendrá vigencia prácticamente hasta 1970, sigue en el mismo esquema que los liberales de principios de siglo, aunque tiene el valor de hacer obligatoria la escolaridad para las niñas por primera vez en España.
 Veamos:

"En las enseñanzas elemental y superior de las niñas se omitirán los estudios de que tratan el párrafo sexo del artº 2º ["Breves nociones de Agricultura, Industria y Comercio"] y los párrafos primero y tercero del artº 4º ["Principios de Geometría, de Dibujo lineal y de Agrimensura" y "Nociones generales de Física y de Historia Natural"], reemplazándose con:Primero. Labores propias del sexo
Segundo. Elementos de Dibujo aplicado a las mimas labores
Tercero. Ligeras nociones de Higiene doméstica"
(artº 5 Ley Moyano)

Luego, al referirse a las Escuelas de primera enseñanza:
"En todo pueblo de 500 almas habrá necesariamente una Escuela pública elemental de niños, y otra, aunque sea incompleta, de niñas. Las incompletas de niños sólo se consentirán en pueblos de menor vecindario" (artº 100)"En los pueblos que lleguen a 2.000 almas habrá dos Escuelas completas de niños y otras dos de niñas. En los que tengan 4.000 almas habrá tres; y así sucesivamente, aumentándose una Escuela de cada sexo por cada 2.000 habitantes" (artº 101)
"Únicamente en las Escuelas incompletas se permitirá la concurrencia de los niños de ambos sexos, en un mismo local, y aun así con la separación debida". (artº 103)
A los efectos de estos preceptos, se considera como "incompleta" (artº 3) la enseñanza que abarque todas las materias expresadas en el artículo segundo (Doctrina cristiana, lectura, escritura, grámática y ortografía, aritmética y sistema de medidas, así como breves nociones de agricultura, industria y comercio).
Más tarde , la institución revolucionaria de la educación, la Institución Libre de Enseñanza, que se creó en 1876, sí apostaría por la educación femenina y por la coeducación -enseñanza mixta-, como aparece en su Programa:

"La Institución estima que la coeducación es un principio esencial del régimen escolar, y que no hay fundamento para prohibir en la escuela la comunidad en que uno y otro sexo viven en la familia y en la sociedad. Sin desconocer los obstáculos que el hábito opone a este sistema, cree, y la experiencia lo viene confirmando, que no hay otro medio de vencerlos, sino acometer con prudencia la empresa, dondequiera que existan condiciones racionales de éxito. Juzga la coeducación como uno de los resortes fundamentales para la formación del carácter moral, así como de la pureza de costumbres, y el más poderoso para acabar con la actual inferioridad positiva de la mujer, que no empezará a desaparecer hasta que aquélla se eduque, en cuanto se refiere a lo común humano, no sólo como, sino con el hombre."

La Ley de Instrucción Primaria de 2 de junio de 1868, llamada de Orovio -aunque fue el ministro de Fomento Severo Catalina el que finalmente la suscribió-, fue el último coletazo integrista del reinado de Isabel II, previo a la Revolución del 68 que la derogó inmediatamente, estando apenas cuatro meses en vigor. Esta ley supuso la máxima intervención de las autoridades eclesiásticas en la educación primaria. En lo que respecta a la educación femenina, se le reconoce el derecho en este nivel de enseñanza, si bien con la orientación hogareña propia de la Iglesia de la época, a quien se le concede amplias facultades en la educación infantil. Eso sí, la ley admite un profesorado femenino en este segmento, si bien con un tercio menos de salario que los varones, sin que justifique el motivo, tal y como se estableció en la Ley Moyano de 1857. Aunque no tuvo tiempo de aplicarse, es significativa del pensamiento del moderantismo. Veamos los artículos que tratan de la educación femenina:

"Habrá Escuelas públicas de instrucción primaria para niños como para niñas, en todos los pueblos de la Monarquía que lleguen a 500 habitantes" (artº 1)"Las Autoridades de provincia estimularán asimismo la formación y aumento de Juntas de señoras que instituyan Escuelas Dominicales para las jóvenes y casas de enseñanza para las niñas pobres" (artº 11)
"En todas las escuelas de niños, cualquiera que sea su clase, la enseñanza comprenderá precisamente: doctrina cristiana, lectura, escritura y principios de aritmética, sistema legal de pesas y medidas, sencillas nociones de historia y de la geografía de España, de gramática castellana y principios generales de educación y cortesía. En las Escuelas de niñas se aprenderán además las labores más usuales." (artº 14)
"A medida que vaya desarrollándose la instrucción y se formen nuevos Maestros, se procurará igualmente dar en el mayor número de Escuelas que sea posible ... y en las Escuelas de niñas los principios de higiene doméstica y labores delicadas" (artº 15)
"Para el examen de las aspirantes al título de Maestras, se nombrará además [de los miembros de los Tribunales ordinarios de selección] una Maestra habilitada de la capital o de la provincia, y una señora de la Junta de Escuelas o Asilo de niñas, donde lo hubiere" (artº 34)
"Hasta tanto que puedan organizarse establecimientos donde se formen Maestras adornadas de todos los conocimientos que exige la educación cristiana y social de la mujer, podrán obtener el título de Maestras ..." (artº 36)
"El sueldo y sobresueldo, en su caso, de las Maestras, será proporcionalmente las dos terceras partes del sueldo y sobresueldo asignado a los Maestros" (artº 42)

Desde luego, no fue el tratamiento de la educación femenina lo que levantó ampollas, pareciendo conforme a la opinión generalizada del papel social de la mujer. El Decreto de 14-10-1868 derogó la Ley Orovio sin siquiera sustituirla por otra, afirmando en su preámbulo que "entre las leyes con que el poder derrocado por nuestra gloriosa Revolución limitó la libertad de enseñar, ninguna ha producido en el país una impresión tan desoladora como la promulgada en 2 de junio de este año". Las causas de su fulminante derogación fue haber colocado la primera enseñanza bajo la tutela del clero.
Ya avanzada la segunda mitad del siglo XIX comienza a considerarse que, aunque la misión de la mujer es cuidar de los hijos y el marido, la educación e instrucción puede prepararla para cumplir mejor la tarea de formar nuevos ciudadanos y constituir un apoyo adecuado para maridos modernos. Mientras en España en periódicos y revistas se polemiza sobre la capacidad de las mujeres para adquirir conocimientos que puedan capacitarla para ejercer una profesión y sobre la conveniencia o no de que los adquiera, llegan noticias de otros países donde algunas mujeres comienzan a conseguir el grado de bachiller e, incluso, acceden a la Universidad.
Así, por ejemplo, uno de los primeros y principales regeneracionistas, Macías Picavea, respecto a la educación de la mujer, considera que está muy bien dotada para ejercer la medicina y el comercio y también para desempeñar tareas docentes y educativas, excluyendo de su competencia otras actividades públicas profesionales, según los criterios más corrientes en su tiempo. De hecho en el siglo XIX no se discute la capacidad ni el papel que puede desempeñar la mujer en el ámbito del Magisterio, como muestra la prolija legislación que recoge la profesora Flecha García en el libro abajo reseñado. Incluso, en el último tercio de la centuria las Escuelas Normales de Magisterio femenino se convierten en un laboratorio donde ensayar otras carreras, como reconoce el ministro Alejandro Pidal y Mon en un Decreto de 1884:
"Laudable es el propósito de procurar principalmente por los medios de la educación la mejora de la condición social de la mujer; pero para llevar a cabo tan notable pensamiento, es mucho más práctico y sensato fomentar las Escuelas y fundaciones creadas para estas enseñanzas especiales, distintas del Magisterio, que desorganizar las Escuelas Normales convirtiéndolas en Centros donde se lleven a cabo todos los ensayos y tanteos encaminados a abrir para la mujer diferentes carreras profesionales, distrayendo de esta suerte a la Escuela Normal del objeto principal a que responde su creación, y que reduce a la formación de un buen Magisterio de primera enseñanza" (R. D. de 3-9-1884 reorganizando la Escuela Normal Central de Maestras) 
La primera noticia del interés de la mujer por los estudios superiores es del 2 de septiembre de 1871, cuando Mª Elena Masseras consigue un permiso especial del Rey Amadeo de Saboya para realizar estudios de segunda enseñanza y poder continuar en la Universidad después. Mª Dolores Aleu Riera es la primera mujer que realiza el examen de grado para obtener una Licenciatura, en Medicina, el 20-4-1882, seguida en el mismo año por Martina Castells Ballespi y Mª Elena Masseras Ribera, todas por la Universidad de Barcelona. En 1886 obtiene la Licenciatura en dicha Universidad Dolores Llorent Casanovas (26-VI-86) y dos días después la quinta mujer licenciada en Medicina, Mª Luisa Domingo García natural de Palencia, la obtiene en la Universidad de Valladolid.
No podemos pensar que, rápidamente, el acceso al bachiller superior y a la Universidad se convirtió en una rutina. En 1882 y durante un período de casi un año, el director general de Instrucción Pública ordenó que no se admitiera a matrícula de segunda enseñanza a las mujeres, pero sí a la de Universidad a las que estuvieran en posesión del grado de bachiller. Cuando el 25 de septiembre de 1883 se autorizó de nuevo la matrícula de segunda enseñanza, se añadió la salvedad de que "sin derecho a cursar después los de Facultad".
Es en 1888 cuando, tras la solicitud de tres mujeres, se permitió de nuevo a las mujeres matricularse en la Universidad, en principio sólo para exámenes y posteriormente, a instancia de Matilde Padrós en la enseñanza oficial. La presencia de mujeres en la Universidad española durante el siglo XIX es, por tanto, prácticamente anecdótica y, además, parte de las alumnas consignadas en ellas, no acabaron la carrera.

lunes, 29 de abril de 2013

IGUALDAD =COEDUCACIÓN



Desde una perspectiva histórica podemos observar una primera etapa con una escuela fundamentalmente dirigida a la educación de los niños y la evolución que gradualmente se establece con la educación de las niñas. Un salto importante se produce en la Segunda República cuando entre los principios de la Reforma Educativa se introduce el concepto de Coeducación. La llegada de la Escuela mixta, después del paréntesis que supuso el régimen Franquista con la escuela segregada, representa una segunda etapa de fortalecimiento de los derechos de las mujeres a la educación, pero como han puesto de manifiesto diversos estudios sobre currículo oculto, este hecho no fue suficiente y era necesario avanzar hacia un modelo coeducativo.
En este momento, el desarrollo de los principios de la coeducación con políticas transversales y con acciones positivas, está ocupando una tercera etapa, en la que las leyes educativas y de igualdad, ya han marcado los mínimos necesarios para erradicar la discriminación sexista del espacio educativo y avanzar hacia una educación en igualdad.
A este cambio están contribuyendo las estrategias realizadas tanto por las Instituciones educativas y de igualdad, como las prácticas que se desarrollan a partir de las redes de profesorado, los centros de formación, las Universidades y los sindicatos como FETE UGT. En la evolución de este nuevo paradigma, en el que la coeducación pasa a ser uno de los pilares de la escuela democrática, se establecen nuevos retos que debemos abordar a partir de la experiencia de la comunidad educativa y fijando claramente cual es el modelo de centro educativo que puede responder a una formación en igualdad que prepare a los alumnos y alumnas para hacerse con las riendas de su propia realidad como mujeres y hombres y afrontar como ciudadanos y ciudadanas, la realidad de un mundo en transformación.
Es necesario  transformar los centros educativos en espacios coeducativos y democráticos, que establezcan sus fines, organización, gestión, currículo y proyecto de convivencia desde el reconocimiento de las diversidad, en todas sus posibilidades, con el objetivo de garantizar la igualdad de derechos, así como la plena participación de todos las personas que forman parte de la comunidad educativa. 
Hay que analizar  la relación que existe entre escuela democrática y coeducación. La organización del centro. Los planes de Igualdad. La formación del profesorado. El currículo y la incorporación de una metodología y contenidos basados en el reconocimiento y el respeto entre los sexos.
Los centros educativos democráticos se deben diseñar y organizar desde el concepto de la igualdad. Este el desafío para esta tercera etapa a la que nos enfrentamos en un mundo donde vivimos, pese a los avances, lejos de la igualdad real.

La sentencia del Tribunal Supremo, que rechaza que los colegios que segregan por sexos reciban fondos públicos, ha reabierto la cuestión de si es conveniente o no que niñas y niñas se formen en aulas separadas. Sabemos que siempre ha habido colegios que han separado a niñas y niños, pero el debate que se plantea es si estos colegios, que en su mayoría dependen de instituciones religiosas, deben recibir o no subvenciones del Estado.
El argumento del Tribunal Supremo es que el artículo 84.3 de la Ley Orgánica de Educación (2/2006) “prohíbe expresamente en el régimen de admisión de alumnos la discriminación por razón de sexo”. El ministro de educación, José Ignacio Wert ha dicho que cambiará la ley para que la enseñanza diferenciada por sexos pueda seguir siendo concertada”.
No creo que sea necesario decir que considero que separar a niñas y niños en el aula me parece lo menos adecuado para que unas y otros desarrollen sus capacidades, para que  la igualdad de oportunidades que defendemos sea posible. Defiendo que el modelo que más puede lograr esta igualdad es lacoeducación. Leyendo las noticias que a partir de la sentencia del TS han aparecido en la prensa, veo que se tiende a confundir la educación mixta con la coeducación y considero que es necesario dejar claro que una educación mixta no es por sí misma coeducar
La coeducación es la mejor forma de avanzar en igualdad, pero es importante definir qué entendemos por coeducación.
 Coeducar significa educar a las personas desde la igualdad de valores al margen de que sean niños o niñas. Implica una educación no sexista.
La educación mixta no siempre ha tenido en cuenta estas cuestiones y por ello debemos definir el modelo de educación que queremos para educar en igualdad. Coeducación implica:
  • Utilizar un lenguaje inclusivo que no invisibilice a las niñas.
  • Cuidar que los libros de texto no contengan mensajes sexistas que perpetúen los estereotipos.
  • Preparar al profesorado para que introduzca la igualdad y sea un tema transversal en todas las materias.
  • Favorecer que niñas y niños compartan juegos sin condicionantes de género.
  • Analizar los cuentos, canciones, series, revistas etc., que en función de la edad consumen unas y otros.
  • Hacer un análisis crítico de los medios de comunicación para potenciar un aprendizaje integra 

La forma de escolarización segregada, mayoritaria en el pasado como consecuencia de una concepción diferenciada de los géneros, es decir, de los patrones 
culturales y destinos que debían vivir hombres y mujeres, fue retrocediendo a medida que avanzaba la idea de la igualdad, entendida, primero, como igualdad de derechos y rechazo de las discriminaciones, más tarde como derechos iguales de los diferentes. Quedan en el mundo muchas escuelas sólo de niños o sólo de niñas, sobre todo en los países en los que las mujeres han accedido en menor medida al mundo público, o en el que sólo han accedido a él sectores de 
mujeres de clase alta y media. Es decir, en países que están aun en el trayecto de cambio hacia la consolidación del concepto igualitario entre hombres y mujeres. En los países occidentales se ha impuesto hace tiempo la escuela mixta como escuela mayoritaria. Y ello ha implicado cambios importantísimos en la educación, y ha tenido como consecuencia evidente el gran avance educativo que las mujeres han llevado a cabo en los últimos años
La argumentación que, en el pasado, llevaba a la conclusión de que niños y niñas debían ser educados por separado era simple y totalmente concordante con la concepción social del papel diferenciado de los hombres y las mujeres en la sociedad. Si el destino social de hombres y mujeres es distinto, si ellos deben dedicarse a la vida pública y ellas a la vida privada, su educación, obviamente, no puede ser la misma. La educación estará destinada a desarrollar en los individuos de cada uno de los sexos aquellas características que favorezcan su destino social, y a combatir las que lo entorpezcan.
Básicamente dos tipos de argumentaciones: 
1) Las diferencias en el desarrollo y maduración del cerebro entre niños y niñas, que 
complican, al educarlos conjuntamente, los procesos educativos de unos y otras. 
2) Las diferencias en los comportamientos y actitudes de niños y niñas, que implican un 
elemento negativo –violencia, retraso escolar, falta de estímulos de competición...- 
cuando se produce una educación conjunta. 
¿Cuál es, por tanto, el fondo de esta argumentación? Negada la importancia del entorno 
social en la transmisión de los géneros, apoyarse en diferencias biológicas para postular una educación diferenciada, que aparentemente responde a una necesidad natural. Y seguir propiciando, con ello, la adquisición de géneros, es decir, de modelos culturales y sociales distintos para hombres y para mujeres. 

 Difícilmente una educación segregada: en la sociedad del siglo XXI en la que hombres y mujeres conviven intensamente, y necesitan entenderse, partir de unas 
bases comunes, para no ser desconocidos unos para otras y viceversa, como sucede aun tan a menudo. Si hemos roto por fin el viejo pacto de obediencia de las mujeres, las convivencias deben reposar sobre consensos, y los consensos sólo son posibles entre personas capaces de entenderse mutuamente. De tener códigos en común, algo tan básico en los procesos educativos.

Tras conocer los principios que mueven a ambas formas de escolarización y de educación no puedo más que defender la escuela mixta que tenga  como base  la coeducación .Defendamos la escuela pública y de calidad,en la que niñas y niños puedan salir preparad@s para el mundo que les espera.La segregación por sexos no mejora dicha educación ,evitemos que la "Ley Wert" introduza normas del pasado que ya han sido superadas.

domingo, 21 de abril de 2013

Conciliación de la vida laboral y familiar


La conciliación es una asignatura pendiente en las empresas Españolas.Es un tema que afecta directamente a las empresas ,ya que horarios más flexibles y adecuados a las necesidades de las familias podrían dar resultados muy positivos .El caso español es todo lo contrario ya que tenemos horarios muy rígidos y poco dados a conciliar 

Conciliación, en sentido estricto, se refiere a la compatibilización de los tiempos dedicados a la familia y al trabajo. Pero en un sentido amplio, hace referencia al desarrollo pleno de las personas en el ámbito del trabajo, afectivo, familiar, personal, de ocio, estudio e investigación, y a disponer de tiempo para uno mismo. Conciliar, significa, por tanto, mantener el equilibrio en las diferentes dimensiones de la vida con el fin de mejorar el bienestar, la salud y la capacidad de trabajo personal.
Conciliación en un sentido amplio, hace referencia al conjunto de medidas tendentes a paliar las dificultades que, la dicotomía entre la vida laboral, y la vida personal y familiar presenta. Es un tema que no se agota en el cuidado de menores, personas mayores, enfermas o con discapacidad, porque la persona realiza su vida de diversas formas y no sólo en familia. La conciliación hace referencia a la posibilidad de gestión del propio tiempo, (como es el caso de los autónomos), y la del trabajador. De ahí que hablar de conciliar supone enfrentarnos a un problema, no sólo de cantidad de tiempo, sino también la forma de distribuir el tiempo.

A veces, los empresarios y autónomos, pueden ver la conciliación como algo ajeno a su empresa y piensan que la conciliación de la vida laboral, familiar y personal es un asunto privado de sus trabajadores y que, en caso de mezclarse lo familiar y personal con el terreno laboral lo único real para la empresa es que les supondría un coste. Este pensamiento, está muy extendido, ya que la conciliación, de forma errónea, se relaciona directamente con temas como el absentismo, las bajas, la renuncia a puestos de trabajo....
Los objetivos, de conciliar la vida de los trabajadores, se relacionan directamente con una mayor productividad, ya que como es sabido, la productividad del trabajador se puede ver afectada por múltiples variables, entre las que se encuentran las relacionadas con la calidad de vida del trabajador, el esfuerzo y la dedicación a la empresa.
La igualdad es también un principio fundamental en la Unión Europea. Desde la entrada en vigor del Tratado de Ámsterdam, el 1 de mayo de 1999, la igualdad entre hombres y mujeres y la eliminación de las desigualdades son objetivos que se deben integrar en todas las políticas y acciones de la Unión Europea y de sus miembros.
En lo referente a los aspectos de conciliación de la vida personal y familiar, varias normativas comunitarias inciden en la necesidad de que tanto la Comisión Europea como los estados miembros adopten medidas encaminadas a la adopción de un permiso de paternidad específico, medidas que favorezcan un reparto equilibrado entre hombres y mujeres de los cuidados de hijos e hijas y personas dependientes, y también la promoción periódica de campañas informativas y de sensibilización para provocar cambios de estructuras y actitudes indispensables para que haya una participación equilibrada entre hombres y mujeres en la esfera laboral y familiar
La negociación colectiva y la individual en la empresa son importantes instrumentos para incrementar las medidas de conciliación. Por ejemplo a través de políticas de flexibilidad en la ordenación del tiempo de trabajo y la movilidad geográfica.
La actual Ley Orgánica 3/2007 de 22 de marzo, para la Igualdad Efectiva de Mujeres y Hombres, permite el derecho a adaptar la duración y distribución de la jornada del trabajo para conciliar la vida personal y laboral mediante la negociación colectiva, pudiendo implantar medidas conciliadoras tanto a nivel de negociación colectiva, como planes en la propia empresa, mejorando con ello, lo establecido en la legislación actual, además de sin perjuicio de la libertad de contratación que se reconoce a las partes, a través de la negociación colectiva se articulará el deber de negociar planes de igualdad en las empresas de más de 250 trabajadores



 En cuanto a la posibilidad de las horas de entrada y salida del lugar de trabajo para los trabajadores, se podría emplear:
    -Semana laboral comprimida. La semana comprimida consiste en trabajar más tiempo de lunes a viernes para poder disfrutar de un día o medio día libre extra.
    -Banco de horas. Se pueden gestionar de dos maneras: organizar individualmente, con un alto grado de libertad, las horas que cada empleado debe hacer al mes o al año y distribuirlas de la manera que se estime más conveniente, o bien compensando las horas trabajadas de más con horas o días libres.
- En cuanto a flexibilizar la relación laboral:
    - Trabajo a tiempo parcial
    - Trabajo compartido
    - Excedencias laborales
    - Días libres para situaciones familiares excepcionales o para asuntos propios, además de los reconocidos legalmente.
- Respecto a las posibles prestaciones que podría ofrecer la empresa a sus trabajadores:
    - Guarderías de empresas
    - Seguro de vida
    - Ticket o servicio de restaurante subvencionado
Sin olvidar, que todo ello dependerá como hemos dicho al principio, de la capacidad de la empresa, y de su propia estructura.
Como muestra pondré una serie de ejemplos que varias empresas han tomado, como son:
- Ampliación del permiso de maternidad de 16 a 18 semanas. Dos semanas más por hijo a partir del segundo en el mismo parto.
- Posibilidad de trabajar tras la baja por maternidad y hasta el primer año del bebé de lunes a viernes de 9,00 a 15,00 horas.
- El permiso de paternidad se amplía de 2 a 5 días, siente en caso de desplazamiento.
- Ayudas mensuales para guarderías de 60,10 euros brutos por cada hijo.
- Realizar un horario continuado de 8,00 a 16,00h con el fin de disponer de su tarde libre para recoger a los niños o disponer de más tiempo para la familia.
- Cabe la posibilidad de trabajar dos días a la semana desde su domicilio. Flexibilidad total de salida y entrada. Baja de un año en el caso de trillizos y ampliación cuando hay niños con problemas. El abandono del lugar de trabajo por emergencia familiar.
- También optar por las videoconferencias para ahorrar tiempo, dinero y noches fuera de casa.
- Jornada laboral de 33 horas y 20 minutos, teniendo con ello 29 días laborables de vacaciones. La jornada de los viernes finalizaría a las 14,00 horas.
- Jornada intensiva en verano. Gimnasio abierto las 24 horas y diferentes cursos para la mejora de la salud.

En Andalucía, la política de conciliación propiamente dicha es relativamente reciente y se enmarca dentro de la Ley de Igualdad. Concretamente en la Ley 12/2007, de 22 de marzo, para la Promoción de la Igualdad de Género en Andalucía, se ha reconocido de forma explicita el derecho a la conciliación de los hombres y las mujeres mediante la reforma del Estatuto para Andalucía, se ha establecido en su artículo 168, “La Comunidad Autónoma impulsará políticas que favorezcan la conciliación del trabajo con la vida personal y familiar”.
Cada empresa es un micromundo, y en ese micromundo, es el que determina que el tamaño incide en el tipo de medidas que se pueden adoptar para favorecer la conciliación.

Para la correcta planificación, diseño y posterior implantación de un plan de conciliación e igualdad es necesario prestar atención a las siguientes cuestiones:
    1. Flexibilidad horaria.
    2. Utilizar las nuevas tecnologías como apoyo.
    3. Igualdad de oportunidades.
    4. Sensibilizar y formar al personal de la empresa.
    5. La comunicación entre los agentes intervinientes.
    6. Desarrollo profesional de la mujer.
    7. Que el personal directivo de ejemplo.
    8. Dar la posibilidad al personal que participe en la creación del Plan.
La flexiseguridad es una estrategia fundamental para la adaptación del mercado de trabajo y las empresas privadas al nuevo mercado, significando organizaciones menos jerárquicas y promoción de fórmulas de contratación y acuerdos laborales personalizados en vez de diseños anticuados de talla única: flexibilidad en la estructuración del tiempo y el calendario de trabajo, tareas por objetivos (cultura de eficiencia frente a la de presencia); fomento de la carrera profesional y la formación a lo largo de la vida, conciliación de la vida personal y laboral e incentivos al teletrabajo; así como políticas activas de empleo en favor de inmigrantes, personas con discapacidad, jóvenes, mujeres y trabajadores de más edad
En consecuencia, resultaría necesario acometer reformas para trasladar los principios que subyacen detrás de la flexiseguridad, basado en una modernización en el sistema de protección y entrada al empleo, una mejora de los sistemas de flexibilidad interna, y una mayor eficacia de la políticas activas y de los sistemas formativos






Datos proporcionados por :CEAT-Andalucía